lunes, 30 de julio de 2018

EL OCASO DE UN OFICIO



Desde hace ya algunos años, las salas de cine poco a poco se fueron  modernizando,  instalando nuevos equipos de tecnología digital; la proyección cambió, el sonido cambió, y por supuesto que para mejor, ¡mucho mejor!  Y en buena hora, pues al público se le debía!

Y allí quedaron; abandonados y olvidados a su suerte los viejos proyectores de 35mm,  algunos se desarmaron y desecharon, y otros siguen en su mismo lugar, cómo fiel recordatorio de una época que marcó un antes en la manera de hacer cine; firmes en su pedestal,  cómo fiel monumento a una profesión, que se esfumó en su ¡última función!  

«El operador cinematográfico» 
  Quienes tuvimos la suerte de abrazar este oficio desde muy jóvenes, fuimos los que más sufrimos esta llegada tecnológica, pues el proyector, más que una herramienta era cómo un compañero de vida; al que cuidábamos, reparábamos, desarmábamos y ajustábamos, siempre pendientes en sus detalles para la próxima  función; la mayor parte de nuestras vidas ocurrió junto a un proyector.
  
 Hoy en día, el técnico operador ya no interviene en la proyección de una película, los nuevos proyectores no necesitan atención, pues lo hacen todo ¡automáticamente! 

  En el antiguo sistema de 35mm, el alma de la proyección era el técnico de proyección,  y cada operador, tenía un estilo propio en su profesión; distinto de otro, distinto en la manera de preparar la película, en la forma de enfocar, en el cuidado del encuadre, en controlar que  la iluminación de la pantalla sea la correcta, al nivel de sonido en la sala, etc. Todo eso era arte, ¡El arte de la proyección cinematográfica! Pero todo eso se desvaneció, pues se perdió el oficio... ¡Se perdió la esencia!

 Hoy los nuevos proyectores digitales están conectados a la red de internet, y pueden controlarse desde un computador personal o un teléfono celular, y gracias a esta particularidad, hay empresas que controlan la proyección de sus salas que están a kilómetros de distancia.

  La gran mayoría de los técnicos de proyección fueron despedidos, y los pocos que quedamos y tenemos la suerte de estar todavía en actividad, es sólo porque estamos muy cerca del final de nuestra vida laboral.

Pero no me quejo ni estoy triste; tuve la fortuna al igual que muchos técnicos que conocí, el haber abrazado desde muy joven esta profesión, y haber hecho de ella un modo de vida.

La nueva tecnología es bienvenida y hacía falta; la calidad de imagen y sonido al que se a llegado es excelente, y seguirá perfeccionándose para que la magia del séptimo arte nos siga hipnotizando. 

 Hoy con este humilde resumen, quise compartir detalles de un oficio del que seguramente no muchos conocían, y que prácticamente hoy ya es historia; pues cómo en una película... se acaba de esfumar en una  disolvencia.

       -Juan Carlos Moura-

                                                


                                                          



lunes, 7 de febrero de 2011

De oficio: ¨La Proyección¨

Como buen buscavidas, tuve varios oficios en mi largo andar por la vida,  pero hay uno que verdaderamente me atrapó y es el de: «operador cinematográfico», oficio éste al que me dediqué gran parte de ella.
 Una visita a la cabina de proyección del cine de mi barrio, fue el desencadenante de mi pasión por ese quehacer, y hoy...  quise compartir un poco esa historia.

 Mis comienzos

Proyector 16mm
Mi primera incursión en la cinematografía fue en el año 1972 en la ciudad de Bolívar, año en que  compré mi primer proyector de 16mm  y con el cual comencé a hacer proyecciones en diversos pueblos de la zona rural.
Fue por aquellos años, en que tuve la oportunidad de conocer a Donato Genovese, operador del ¨Cine Select¨ de esa localidad, y quien me dio la oportunidad de conocer la cabina de proyección de dicha sala.  Donato ejercía la profesión de operador desde el año 1939, cuando contaba con apenas 14 años de edad.  A partir de allí  y de conocer su trabajo, fue que comencé a sentir una creciente pasión por ese oficio.  

Donato Genovese
Mi primer contacto con esos viejos  proyectores de 35mm marca «Kalee1» fue para mí algo mágico; proyectores viejos pero que funcionaban como un reloj Suizo; con su marcha suave, su ruido tan especial  que emitía  la película al rodar, el olor a celuloide y acetona  que invadía el lugar, sumado  al  humo de los carbones que escapaba de las viejas linternas de arco, contribuían a crear un ambiente de fantasía. 
La magia que encerraba esa vieja sala de proyección y su aroma, tenía para mí un encanto indescriptible, aroma que jamás podré olvidar y que atesoraré en el arcón de los recuerdos más hermosos de esa época. 

Parte equipamiento de proyección ¨Cine Select¨

Donato, me comentó de su falta de descanso por no contar con un operador  suplente, por lo que  de   inmediato me puse a su disposición para ayudarle en la tarea, y de esa manera  aprender el oficio, meta que no me llevó mucho tiempo y pronto comenzó a dejarme solo atendiendo la proyección.

Proyector ¨Kalee1¨
En aquellos años de oro de la cinematografía,  no existía el video ni la tv por cable, tampoco llegaban las señales de tv por aire,  por lo que las salas  trabajaban colmadas de público, pues el cine era la salida obligada y cada exhibición  por lo general era un éxito.
  En la ciudad en ese entonces  existían tres cines; la sala principal era el «Cine Avenida» por su capacidad (1100 butacas), y por estar situada en pleno centro de la ciudad; el «Cine teatro Coliseo» de la sociedad  Española, y el «Cine Select.»  Las salas del Avenida y del Select pertenecían a una misma empresa,  y la del teatro  Coliseo, a otra independiente.
-Cine Select-


Fue así entonces, que me concedieron trabajo en la empresa y comencé a atender ambos  cines; todo ocurrió todo muy rápido, 
 yo estaba feliz con mi nueva actividad, pero luego de un tiempo,  tomé la decisión de emigrar a Buenos Aires Capital, con el fin de  buscar nuevos horizontes laborales, pero mí corto transitar por esas viejas salas de proyección llenas de magia y que con tanta tristeza dejaba atrás,  hizo que mis metas siempre estuviesen orientadas  al quehacer cinematográfico. 
 
Con el pasar de los años y  la llegada de la tv por cable, comenzó a declinar la afluencia de público en las salas de cine, y más tarde,  la aparición de las videograbadoras hogareñas  terminó de asestar el golpe final al interés  de la gente por la pantalla grande.  
  
 Las salas del interior del país son las que más sintieron ese olvido masivo de sus asiduos espectadores; poco a poco se fueron despoblando de público, y las butacas, que en su época de esplendor sufrían los embates de aquellos que se desesperaban  por conseguir una buena ubicación, comenzaron a llenarse de polvo  y de olvido.

 Corrían los años 80 cuando el «Cine Select» comenzó  a decaer, y  la vieja  pantalla que en sus años de apogeo  supo hipnotizar  a diversas generaciones, poco a poco dejaba de brillar. 
De pronto, un día el cine fue alquilado para un acto político que presentaba el candidato José Luis Manzano del partido justicialista, que para esa ocasión visitaba la ciudad; y la sala como en los viejos  tiempos, se vio colmada en  su totalidad por la multitud que convocó dicho acto,  pero ya no eran  los espectadores cinéfilos que esta solía albergar en su época de esplendor,  y nadie se daría cuenta entonces,  que estaban viviendo los últimos momentos de existencia de una sala que sería reconocida más tarde, como un ícono histórico de la ciudad de Bolívar.

-Select, acto de Manzano-


Lamentablemente, ese reconocimiento llegaría  demasiado tarde, ya que luego del acto de Manzano,  la sala del «Cine Select»  fue vendida  y demolida inmediatamente;  la ignorancia de los políticos de turno y el poco interés cultural, hicieron que no tomaran en cuenta lo que la ciudad estaba perdiendo; y  hoy  tristemente en su lugar… funciona un supermercado.
  
Donato en la actualidad
Donato en la actualidad (a la fecha de este blog), es un hombre de 89 años de edad, que luego de la pérdida de su señora esposa, vive en completa soledad rodeado de recuerdos;  las paredes de su casa están llenas de fotos enmarcadas cuidadosamente en las  que se reflejan imágenes de todo lo que tocó y amó en su vida; se pueden observar en ellas  a artistas que pasaron por el escenario del cine Select posando junto a él, imágenes de la cabina de proyección, imágenes de políticos de la época, su familia, Etc.


En varias ocasiones lo he encontrado y me he puesto a charlar con él recordamos vivencias de aquellos hermosos días que compartíamos en la sala de proyección; el me enseño desinteresadamente y sin egoísmo su oficio, fue un gran maestro y   amigo, su honestidad y humildad para conmigo marcarían mi vida y fue un ejemplo a seguir en mi profesión; de alguna manera su esencia me acompañara por siempre.


     Al poco tiempo de 
         Emigrar a la capital.
    Sala Leopoldo Lugones 
     (Teatro Gral. San Martín)
 Y recordando alguna anécdota…  el material fílmico de aquella época era celuloide, material muy delicado que se cortaba a menudo; las películas llegaban al interior del país con meses de atraso  después que habían sido exhibidas por varias salas, y en general, llegaban en muy malas condiciones con muchos cortes, ralladas  y llenas de empalmes que se despegaban al pasar por el proyector, cuando esto ocurría, los silbidos y los aplausos ensordecían  la platea,  por Dios… que momentos; había que tener nervios de acero y continuar con la proyección lo más rápido posible, porque si no se armaba el gran lío; ni que contar cuando venían los rollos equivocados dentro de las latas, y en la mitad de la película donde alguien había muerto en  alguna escena, a los diez minutos aparecía en otra vivo otra vez, eso era el acabose! ni idea donde correspondía ese rollo equivocado, por lo general había que suspender la función para poder compaginar la película y poder continuar.
Anécdotas como estas abundan en la historia de la cinematografía,  pero válgame…  ¡que hermosos días!

                                                                              Juan Carlos Moura

lunes, 15 de noviembre de 2010

-EL CINERAMA-

Frecuentemente se dice: «todo tiempo pasado fue mejor»  y en algunas cosas... no soy ajeno a ese pensamiento.
El cine se ha visto muy beneficiado por el avance tecnológico en lo que respecta a sonido y  calidad de imagen, pero también hay que reconocer, que las pantallas han reducido su tamaño por conveniencias económicas, perdiendo de ese modo el impacto visual que las caracterizaba.
En la actualidad, los complejos de cines constan de varias salas pequeñas para tener la opción de brindar distintos estrenos simultáneos, y de esa manera, lograr una mayor concurrencia de público. Obviamente las nuevas salas  son muy confortables, con delicados detalles estéticos, equipadas con cómodas butacas e inclusive soportes en los apoyabrazos para la bebida y la comida (pochoclo, etc.[lamentable esto último]).

Pero la nueva generación de «cinéfilos», no tienen idea de los cambios que sufrió la pantalla grande hasta llegar a lo que es hoy;  pocos tienen conciencia de lo que se  ha perdido, pues no conocieron su majestuosidad, solo escucharon hablar de ellas.  
 Quienes llegaron a conocerlas, pueden dar fe de que... ¡la magia se perdió!
 Hoy en la actualidad, ya no podemos Hablar de ¡La pantalla grande! Cuando al cine nos referimos, pues no le cabe, en fin… dejan que desear.
Para todos aquellos que no llegaron a conocerlo, hoy les quiero hacer entrega de esta  breve reseña de lo que fue «El Cinerama»,  espectáculo de gran impacto visual y que no muchos conocieron.
Cinerama (Hollywood)

«Cinerama», era el 
nombre que identificaba al proceso de filmar con tres cámaras sincronizadas de 35mm, para luego proyectar las imágenes por medio de tres proyectores en igual sincronía sobre una gran pantalla panorámica, y fue uno de varios procedimientos similares que se iniciaron en busca del impacto visual en la década del cincuenta.

Sus principales novedades fueron: el empleo de una pantalla gigante que alcanzaba un ángulo visual horizontal de 146 grados, y con una extraordinaria curvatura que posicionaba al espectador en el centro de la escena, más  la incorporación de un sonido estereofónico compuesto de siete bandas en soporte magnético.

Pantalla cinerama
La pantalla del Cinerama era muy particular, no era de una sola pieza como las que normalmente conocemos hoy día, sino que estaba formada por un mínimo de 1200 tiras verticales de cinta perforada en material plástico, solapadas ligeramente una a la otra, y dispuestas en ángulo como una persiana veneciana, dando desde la posición del espectador una apariencia de continuidad. Esta disposición tenía como fin, disminuir la distorsión ocasionada por el reflejo de la luz de la pantalla sobre los espectadores; así, la luz que recibe del proyector cada una de las tiras, es reflejada hacia atrás;  el conjunto de las tiras quedan de ese modo iluminadas, pero sin reflejar luz sobre los espectadores.

-Sala Cinerama-

La gran amplitud de imagen que conseguía el Cinerama, era el resultado de un conjunto de tres proyectores de 35mm ubicados en distintas posiciones y trabajando sincrónicamente, cubriendo cada uno de ellos un tercio de la anchura total de la pantalla. El ángulo visual horizontalmente era de 146 grados por 55 de profundidad.


Sistema de proyección del Cinerama

Para lograr un enlace preciso de las tres proyecciones sin que se notaran los enlaces, se difuminaban los bordes de cada proyección mediante un artilugio técnico, dando de ese modo la sensación de una proyección única.

Complemento indispensable de este espectáculo, era el sonido estereofónico, que consistía de otro rollo de película de 35mm pero sin imagen (trabajando en sincronismo con los tres proyectores), y que contenía siete bandas magnéticas de sonido, cinco destinadas a las cajas acústicas detrás de la pantalla (diálogos), y las dos restantes a los canales de efectos izquierdo y derecho de la sala.
En 1961 y 1962, la Metro Goldwyn Mayer produjo dos películas en dicho formato de orden dramático: «El maravilloso mundo de los hermanos Grimm» y «La conquista del oeste».

¨La Conquista del oeste¨

Buscando una alternativa más económica y a los desafíos técnicos que presentaba el sistema, se buscó otra solución para abaratar costos, por lo que se terminó prescindiendo del uso de los tres proyectores modificando el sistema, para poder realizar la proyección con uno solo; empleando entonces para ello una única película de 70 mm, conservando no obstante la profunda curvatura de la pantalla pero con un ángulo visual menor de 120 grados solamente y con la misma relación de aspecto: 2,06 a 1, para lograr esto, la toma de imágenes se efectúa sobre un negativo de 65mm anamorfoseado, y descomprimido nuevamente al positivar sobre la película 70mm.
Si bien estas exhibiciones se publicitaban como Cinerama,  no estaban realmente filmadas en el proceso original.

No me cabe ninguna duda que quienes llegaron a experimentar el espectáculo visual que ofrecía Cinerama estarán de acuerdo en que cine… era el de antes.



                                     Juan Carlos Moura
Bibliografía: 
SAYS S.C. (1965 técnica de la proyección cinematográfica
Editorial Marcombo - Barcelona






martes, 2 de noviembre de 2010

Curiosidades del cine que no fueron

Retrotrayéndonos  en el tiempo a la época de oro de la cinematografía, fueron muchas las novedades  que se anunciaban, originales unas y  prometedoras otras, aunque en realidad, por cuestiones de costos u otros inconvenientes  técnicos o prácticos, estas no prosperaron. 

 Se hicieron muchos ensayos orientados a mejorar e incrementar el espectáculo visual que ofrecía el cine, y en esta ocasión, quiero compartir con los interesados en la materia, tres de ellos que me parecieron interesantes. Los primeros dos estaban dedicados a incrementar el espectáculo visual; y el tercero de carácter técnico, en un intento de cambiar el  formato para abaratar costos.

a)  LA PROYECCIÓN CIRCULAR

Esta propuesta era la de construir una sala circular, en la cual todo el contorno de la misma sería pantalla y en apariencia única, pero en realidad, estaría formada por seis u ocho pantallas, detrás de las mismas se encontrarían otros tantos proyectores, formando así para el espectador un horizonte sin límites, ya que enlazaría simultáneamente la acción de una pantalla con la otra, como si nosotros fuéramos viajeros del tiempo y pudiéramos contemplar con solo girar la cabeza el porvenir delante nuestro, el presente a nuestros lados y el pasado a nuestra espalda. Cine de gran espectacularidad, pero adecuado solamente al cine descriptivo más que argumental o novelístico.
 Naturalmente, las tomas de filmación se harían con seis u ocho cámaras en ángulos equidistantes, para abarcar todo el horizonte y proyectar luego las imágenes en la misma posición.
Cada proyector proyectaría desde encima de cada pantalla a su oponente a 180 grados.
Las ventanillas de proyección y las uniones de una pantalla con la otra, quedarían convenientemente enmascaradas por la decoración o adornos de la propia sala, para dar la más completa sensación de veracidad. Esta idea solo quedó en proyecto y no se concretó.
 
 En mi opinión, poner en práctica este sistema sería poco viable, ya que los costos de filmación se elevarían  considerablemente.   También las salas de exhibición para tal espectáculo tendrían un elevado costo de equipamiento, ya que deberían disponer de ocho proyectores e igual número de pantallas con todo el gasto que ello conlleva. 
 Por otra parte, no creo que hubiera sido muy cómodo para los espectadores, ya que tendrían que apreciar la película de pie para de esa manera poder observar las imágenes a su alrededor girando la cabeza constantemente; la verdad... no me lo imagino.

 b) EL OLOR EN LA PROYECCIÓN CINEMATOGRÁFICA

Al igual que sucedió con la proyección 3D que fue un hito al que se trató de llegar para satisfacer una justa aspiración humana, también se ha querido incorporar el olor al cine. ¿Afán de novedad o ansia de perfeccionamiento? Seguramente hay de todo.
 Aparte de diversos ensayos efectuados en varios lugares anteriormente con distintos resultados, fue precisamente en España donde se rodó la primera película con argumento en la que el olor jugaba un papel preponderante, por decirlo de alguna manera... casi era el protagonista; fue en un film de los llamados policiales o de misterio, Se titulaba «Essence of Mistery» (Aroma de misterio), y aunque en España no se llegó a exhibir, se sabe que fue proyectada en múltiples localidades norteamericanas.
 La forma de impresionar al público por el olor en esta película, fue la siguiente:
 La película en una banda lateral  exterior al perforado, tenía grabada ciertas señales que convenientemente detectadas y amplificadas, actuaban sobre un sistema electromecánico,  que habría o cerraba un sistema de válvulas  dejando escapar determinadas esencias aromáticas, que eran inyectadas al público a través de los brazos de las butacas, o de rejillas situadas a los pies de los espectadores.
 Terminada la acción odorante, el aroma empleado no podía persistir en el ambiente, debía desaparecer rápidamente, por lo que usando el mismo procedimiento, se inyectaba otro desodorante para anular el anterior quedando así la atmosfera nuevamente neutra, y los espectadores prestos a recibir un nuevo olor de acuerdo con la trama de la película.
Los aromas empleados serían los de determinadas flores, frutas, tabacos, etc. aromas en fin, que pudieran ser fácilmente identificados por el espectador. 
 Este sistema aunque interesante, nunca prosperó.

c) EL SISTEMA V.D.O.

No hay dudas que todas las cosas de este mundo pueden examinarse bajo múltiples y diversos puntos de vista, y mientras que los magnates de la industria cinematográfica creían preferible dar preponderancia a las cualidades óptico-visuales y acústicas de la proyección 70mm desestimando inconvenientes del tipo económico en cuanto a materia prima, transporte y a su envase se refiere, aparece el inventor del sistema V.D.O. Bi-Standard 35mm. Este nuevo sistema propuesto, utiliza básicamente la película de 35mm de ancho.
Los 19mm de altura que en el 35mm normal forma un fotograma con sus cuatro perforaciones, formarían aquí dos fotogramas invertidos, uno con relación al  otro, de modo que al pasar la película por el proyector, solo se proyecta medio fotograma. Al terminar el rollo, este se encontraría en condiciones de volverse a pasar por la máquina proyectando el medio fotograma que se había ocultado antes.
Esta disposición de los medios-fotogramas, obliga naturalmente a que sean dos también las bandas ópticas de sonido.
Los nuevos fotogramas tendrían una relación de aspecto  de 1 a 2, siendo sus medidas 9,50 x 19mm.
Evidentemente, cada rollo ahora estaría formado por partes alternadas no consecutivas, que pueden ser ambas pares en uno, e impares en otro.
Las ventajas sobre la película normal de 35mm son evidentes, el ahorro de un 50% de material fílmico, menor volumen y mayor facilidad de transporte, lo que se traduce en un  menor costo por lo tanto por ambos conceptos.
El inconveniente con este nuevo formato, es que el menor tamaño del fotograma supone una mayor ampliación en la proyección, con la consiguiente pérdida en la calidad de la imagen.
Otro inconveniente, es que al estropearse un rollo de película eran dos los rollos que se perdían, y así, lo que se gana por un lado se pierde por otro, por lo que este sistema si bien muy interesante… también se desestimó.

Curiosidades como las aquí expuestas abundan en la historia de la cinematografía, si bien existen muchas más, las e descartado por ser de carácter muy técnico y entran en detalles que harían perder el interés del lector.            

       Juan Carlos Moura


Bibliografía: 
SAYS C.S. (1965) técnica de la proyección cinematográfica 
editorial Marcombo 



sábado, 30 de octubre de 2010

El proyector cinematográfico... lo que se va... Y lo que viene.


Desde los inicios del cine, cuando los hermanos Lumiere realizaron la primera proyección pública el 28 de diciembre de 1895, la búsqueda de la  perfección de esa «máquina de fabricar sueños» como le decían algunos, ha ido en constante perfeccionamiento y sofisticación aún hasta nuestros días.   
«El proyector cinematográfico», ha sufrido grandes cambios y mejoras que lo hicieron más confiables y de fácil operación; aunque en realidad, las mejoras estaban más orientadas a la seguridad, dotándolos de automatismos y cortafuegos en caso del corte del film.
 
Antiguamente, el material que se usaba para la realización de las películas era el nitrato, material este muy inestable y  altamente inflamable. En general, cuando se producía un corte del film durante la proyección, se incendiaba el fotograma que quedaba detenido en la ventanilla del proyector debido al alto calor concentrado por la potente luz de arco del sistema; cuando esto ocurría, era muy poco lo que se podía hacer, ya que el fuego se propagaba rápidamente a todo el rollo de película cargado en ese proyector, perdiéndose por completo 300 metros de película que conformaban cada uno; metraje este correspondiente a 10 minutos del total del film, luego había que solicitar la reposición inmediata del mismo para poder continuar con la exhibición de la película.

 Debido a estos accidentes, hubo cines que se incendiaron  completamente. 

En años sucesivos, se buscó una solución más segura para evitar este tipo de episodios, por lo que el sistema de soporte de nitrato/acetato que se empleaba antiguamente fue reemplazado por el celuloide, material este ignifugo y más  seguro, posteriormente este último también fue reemplazado por el poliestireno, con las mismas propiedades pero con la ventaja de ser mucho más resistente a las roturas.
 
Por lo demás, el sistema de proyección sigue siendo el mismo que en sus comienzos; mejoras más, mejoras menos, la proyección cinematográfica es como entonces, la  sucesión de imágenes fotográficas entre una fuente de luz y un objetivo que se proyectan sobre una pantalla.
 
 Lo único que se ha modificado y normalizado en lo que a la proyección se refiere, es la cantidad de imágenes por unidad de tiempo a proyectar, y que en la actualidad es de 24 fotogramas por segundo, secuencia ésta normalizada desde el advenimiento del cine sonoro, ya que una mayor velocidad de proyección no solo redunda en mejor calidad de imagen, sino también en un incremento en la respuesta en altas frecuencia del audio, y en consecuencia, un sonido de mayor de  calidad (En el cine mudo eran solo 16 las imágenes que desfilaban por segundo).








(La primer película sonora de la historia fue «El cantor de jazz» estrenada el 6 de octubre de 1927
y dirigida por Alan Crosland).






Tuve la gran fortuna gracias a mi oficio de técnico en cinematografía, de llegar a conocer gran cantidad de cines y salas de proyección en distintas ciudades, en las cuales me he encontrado con proyectores de diversas marcas modelos y diseños de los más extraños, verdaderas reliquias del pasado, la gran mayoría de ellos obras de arte que los harían dignos de una sala de colección.   

EnermannII origen: Alemania
Año 1928 (actualmente en actividad)
Aún hoy en la actualidad, todavía se encuentran proyectores funcionando que datan de casi 80 años de antigüedad, algunos de ellos pertenecen a la época del cine mudo, los cuales fueron modificados, adaptándoles  cabezales de sonido externo y  porta rollos de gran diámetro para una mayor capacidad de película. 



El sistema fílmico de 35mm ha perdurado por décadas, una película puede ser exhibida en un cine tanto con un proyector antiguo como uno moderno, pues el funcionamiento de ambos es idéntico (aquí queda en evidencia lo mencionado anteriormente, a que el sistema de proyección sigue siendo prácticamente el mismo que en sus comienzos). 

Y llegamos al siglo XXI  y con  él, la llegada de la era digital que cambiaría el concepto de todo lo conocido hasta ahora, haciendo posible cosas que no mucho tiempo atrás pertenecían al mundo de la ciencia ficción; y como era de esperarse, la cinematografía no escaparía a este nuevo cambio tecnológico,  dando un giro de 180º  cambiando todo lo conocido hasta al momento, en la manera de hacer y ver el cine.

Con la tecnología digital desaparecieron las moviolas de edición, las cámaras de 35mm, la sala de trucado en los laboratorios donde se realizaban los efectos especiales, también desaparecerán las películas de 35mm que serán reemplazadas por soportes digitales, y en en consecuencia,  también desaparecerán los proyectores de 35mm de las salas de proyección.


Proyector digital
Christie

Ya hace algunos años hicieron su aparición en escena pequeños proyectores de videos digitales, destinados a  múltiples aplicaciones, y con una calidad bastante aceptable para una proyección de no muchas proporciones.

La proyección digital para grandes tamaños de pantallas que compitiera con el formato de 35mm no era algo sencillo de lograr, presentaban un gran desafío tecnológico; pero cómo es sabido, el ingenio humano nunca descansa, y  los proyectores digitales para uso profesional al fin hicieron su aparición, y con una calidad de imagen ¡excepcional! tanto en 2d como en 3d.

Proyector digital 3D


Para poder apreciar una película en 3d, se debe usar unas gafas polarizadas aportadas para tal fin, estas se le entregan a cada espectador al ingresar a la sala;  el uso de estas gafas, trae como consecuencia una notable disminución en la luminosidad de la imagen que percibe cada espectador; para compensar este problema, los proyectores digitales hacen uso de lámparas de proyección muy potentes, por lo que la proyección será aceptable siempre y cuando el mantenimiento técnico se cumpla según recomendaciones,  manteniendo éstas dentro de su vida media, caso contrario,  el brillo de la proyección se verá afectado y en consecuencia también su calidad. La pérdida de luminosidad mencionada es muy fácil de comprobar quitándose los lentes por un instante (notaran la diferencia).

 A diferencia de la proyección 35mm, en la proyección digital el operador no puede intervenir en los ajustes de la unidad.

Estos proyectores digitales 
poco a poco están invadiendo el mercado, aunque su elevado costo los hacen por el momento prohibitivos para algunos exhibidores, seguramente con los años y la competencia esto cambiará, y los viejos proyectores mecánicos de 35mm poco a poco serán reemplazados e irán quedando en el olvido.

Un nuevo capitulo se abrirá en el arte de la proyección;  será un cambio doloroso para todos los que abrazamos desde muy jóvenes el oficio, pues dimos nuestros primeros pasos en viejas cabinas llenas de magia y de historia, con el sonido inconfundible que generaba la película al pasar como única compañía, y que para nosotros, es la música de nuestro oficio.

Ya hace mucho tiempo que desapareció de las cabinas el típico olor a carbones que consumían las viejas linternas de arco, cuando llegaron las modernas lámparas de gas xenón, también se disipó el olor a acetona con la cual se empalmaban las películas cuando se reemplazó el soporte de celuloide por el poliéster, mucho más resistente que su predecesor y que ahora se empalma con cinta transflex, y el films de 35mm también desaparecerá, ya que las películas podrán almacenarse en soportes digitales más compactos, y poco a poco, los viejos proyectores de 35mm irán desapareciendo.

Un desacostumbrado silencio reinará en las salas de proyección, y con todo ello, desaparecerá de escena el oficio del operador cinematográfico; oficio de aquellos que brindaban su alma en cada proyección, y su toque personal en cada función; Ya todo será distinto, y la magia de la proyección tal como la conocimos… será historia.

Seguramente con la nueva tecnología digital las proyecciones serán de una calidad impecable en imagen y sonido, muy bien acogidas por el público y con innumerables ventajas económicas, pero dando una nostálgica mirada hacia atrás,  no dejo de preguntarme… ¿no da un poco de tristeza?


 
 

                                                                        Juan Carlos Moura