lunes, 30 de julio de 2018

EL OCASO DE UN OFICIO



Desde hace ya algunos años, las salas de cine poco a poco se fueron  modernizando,  instalando nuevos equipos de tecnología digital; la proyección cambió, el sonido cambió, y por supuesto que para mejor, ¡mucho mejor!  Y en buena hora, pues al público se le debía!

Y allí quedaron; abandonados y olvidados a su suerte los viejos proyectores de 35mm,  algunos se desarmaron y desecharon, y otros siguen en su mismo lugar, cómo fiel recordatorio de una época que marcó un antes en la manera de hacer cine; firmes en su pedestal,  cómo fiel monumento a una profesión, que se esfumó en su ¡última función!  

«El operador cinematográfico» 
  Quienes tuvimos la suerte de abrazar este oficio desde muy jóvenes, fuimos los que más sufrimos esta llegada tecnológica, pues el proyector, más que una herramienta era cómo un compañero de vida; al que cuidábamos, reparábamos, desarmábamos y ajustábamos, siempre pendientes en sus detalles para la próxima  función; la mayor parte de nuestras vidas ocurrió junto a un proyector.
  
 Hoy en día, el técnico operador ya no interviene en la proyección de una película, los nuevos proyectores no necesitan atención, pues lo hacen todo ¡automáticamente! 

  En el antiguo sistema de 35mm, el alma de la proyección era el técnico de proyección,  y cada operador, tenía un estilo propio en su profesión; distinto de otro, distinto en la manera de preparar la película, en la forma de enfocar, en el cuidado del encuadre, en controlar que  la iluminación de la pantalla sea la correcta, al nivel de sonido en la sala, etc. Todo eso era arte, ¡El arte de la proyección cinematográfica! Pero todo eso se desvaneció, pues se perdió el oficio... ¡Se perdió la esencia!

 Hoy los nuevos proyectores digitales están conectados a la red de internet, y pueden controlarse desde un computador personal o un teléfono celular, y gracias a esta particularidad, hay empresas que controlan la proyección de sus salas que están a kilómetros de distancia.

  La gran mayoría de los técnicos de proyección fueron despedidos, y los pocos que quedamos y tenemos la suerte de estar todavía en actividad, es sólo porque estamos muy cerca del final de nuestra vida laboral.

Pero no me quejo ni estoy triste; tuve la fortuna al igual que muchos técnicos que conocí, el haber abrazado desde muy joven esta profesión, y haber hecho de ella un modo de vida.

La nueva tecnología es bienvenida y hacía falta; la calidad de imagen y sonido al que se a llegado es excelente, y seguirá perfeccionándose para que la magia del séptimo arte nos siga hipnotizando. 

 Hoy con este humilde resumen, quise compartir detalles de un oficio del que seguramente no muchos conocían, y que prácticamente hoy ya es historia; pues cómo en una película... se acaba de esfumar en una  disolvencia.

       -Juan Carlos Moura-

                                                


                                                          



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